jueves, 2 de diciembre de 2010

Ejecutan en Irán a mujer acusada de asesinar a esposa de su amante


La iraní Shahla Jahed, condenada a muerte por el asesinato de la primera mujer de un conocido ex futbolista iraní del que ella fue amante y esposa temporal, fue ejecutada, informó la agencia estatal de noticias Irna

La iraní Shahla Jahed, condenada a muerte por el asesinato de la primera mujer de un conocido ex futbolista iraní del que ella fue amante y esposa temporal, fue ejecutada, informó la agencia estatal de noticias Irna. La mujer fue ahorcada poco después del amanecer en uno de los patios de la cárcel de Evin, situada en el norte de la capital, según la fuente, que cita a Abdulsamad Khoramsahi, abogado de Jahed.
Amnistía Internacional había hecho un llamado urgente para que la pena de muerte no se ejecutase, al considerar que existen numerosas dudas sobre la transparencia del proceso judicial en el que fue condenada.
Jahed, quien vivía con el conocido futbolista iraní Naser Mohammad Khani bajo un contrato de matrimonio temporal (sigheh en farsi), fue acusada de acuchillar hasta la muerte a la ex esposa del deportista, Laleh Saharkhizan, en 2002.
Aunque en un primer momento admitió su culpa, luego se retractó ante la misma corte que la juzgaba en un procedimiento plagado de puntos oscuros y contradicciones.
El sigheh es una práctica contemplada en la jurisprudencia islámica chií que rige en Irán y que permite a hombres y mujeres vivir juntos sin ser acusados de adulterio.
Esta figura legal autoriza que una pareja puede comprometerse a estar casada durante un período limitado de tiempo, bajo pago de una suma acordada de dinero a la esposa, tras lo cual el matrimonio queda anulado aunque puede ser renovado.
Los hombres iraníes tienen derecho a tener hasta cuatro esposas "permanentes" y cualquier número de "temporales", mientras que a las mujeres tan sólo se les permite casarse con un hombre cada vez.
En un principio, Mohamad Khani, que también entrenó al conocido equipo iraní Persépolis, estuvo varios meses en la cárcel como sospechoso de complicidad en el delito, pero fue puesto en libertad una vez que Jahed confesó.
El ex futbolista fue condenado finalmente a 74 latigazos por consumo de drogas después de que admitiera ante el juez que había consumido opio con su amante.
Malcolm Smart, director del programa para Oriente Medio de AI, denunció ayer que la pena de muerte "representa la negación última de los derechos humanos y la manera más extrema de castigo cruel, inhumano y degradante".
"También, en este caso, existen buenas razones para sugerir que podría haber sido erróneamente procesada. No deberían hacerla pagar con su vida", apuntó Smart.
Trágica historia
En un comunicado, recordó que Jahed fue condenada en 2004 pero el veredicto quedó en suspenso en 2008, después de que se ordenara reabrir la investigación. Sin embargo, la sentencia a muerte fue confirmada de nuevo en 2009.
Según Smart, "quizá fue coaccionada para confesar durante los meses que estuvo detenida a soledad. Se retractó ante el juez pero el tribunal prefirió aceptar (la confesión) como prueba en contra de ella".
En Irán rige una interpretación de la ley islámica o Sharia que impone la pena capital para delitos como el adulterio, el asesinato, el robo a mano armada, el terrorismo, el tráfico de drogas, entre otros.
La República Islámica es, junto a Estados Unidos, China y Arabia Saudí uno de los países del mundo que más ejecuciones realiza, con unas 300 al año.
El caso de Jahed recuerda al de Shakineh Mohammadi Ashtianí, la mujer iraní acusada de adulterio y del asesinato de su esposo que corre el riesgo de ser lapidada.
Su proceso salió a la luz el pasado verano después de que su abogado pidiera ayuda internacional, y ha despertado una oleada de protestas y simpatía en todo el mundo que ha logrado detener, de momento, la posible ejecución.

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